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La correspondencia de Eros o el arte de la guerra 

Asunto: “¿Queréis jugar conmigo?”

Tu llamado al despertarme me lleva a la concentración, a la oración del corazón y te invoco dejándome arrobar por tu presencia. Eros, con tus juegos infundes en el ánimo coraje y alegría. ¡Dispara!, dispara tu áurea y certera flecha en el centro de nuestros corazones y que tu herida de Amor, por Amor, insufle la fuerza que impulsa al vuelo: nuestra entrega incondicional al Amor que todo lo une.

Querido Amor,
Como sabes, una marcada tendencia a querer ponerle cara a todo, me hizo caer en la tentación de querer ver tu rostro. De modo que dicho el secreto se acabó la Magia y aquí estamos, viéndolas venir, aunque intuyendo de cuando en cuando tu presencia detrás de las máscaras con las que te presentas. En cualquier caso, agradecerte siempre los mensajes, me recuerdan lo bien que lo pasamos juntos. Sobre todo tú, jugando al escondite, que es tu juego preferido. Desapareces y ¿quién te encuentra? Lo peor es que todo se alborota cuando no estás, así que por favor no nos dejes.

Dices bien: que “amor ama y se regocija en la Unión de los corazones”.
Se dice que ésta es tu función, es decir mantener cohesionado todo el universo, uniendo los contrarios que complementándose permanentemente en su centro o corazón por la atracción que ejercen entre sí, haces posible que el mundo se perpetúe a través de esa cópula sagrada que tu bella madre, Venus, propicia.
Sobre ti cuenta Sócrates que la sabia de Mantinea, Diotima, quien lo instruyó en las cosas más profundas del amor, le dijo que eres un gran demon, un “genio” o espíritu intermediario que conduces al alma a través de la escala del pensamiento, pues haces de vínculo entre los dioses y los hombres y entre éstos y aquéllos, interpretando y comunicando los mensajes celestes a los humanos y los de éstos a aquéllos. Por lo que “al estar en medio de unos y otros llenas el espacio entre ambos, de suerte que todo queda unido consigo mismo como un continuo”, según nos cuenta Platón en El Banquete.
Y por ello ¿cómo no regocijarse con tus flechas y tus besos que hieren profundo produciendo la muerte al pasado, a la ilusión, haciendo posible que el alma regenerada y desprendida pueda elevarse y conocer a través del deseo y el amor que infundes en su corazón, “la posibilidad más alta del amor”?
Querido Cupido,
si este calor sirve para que el alma se inflame presa de tu Amor, ¡bienvenido sea! Porque ¿qué otro podríamos amar? ¿A quién más entregarnos si toda ilusión, toda fantasía se revela irreal al no ser nunca como habíamos imaginado? Mejor entonces dejarnos fundir por este sol abrasador, y así ser uno contigo, o sea con todo. Aquí y ahora.
Aunque tengo que decir que un bañito en el mar del No Saber es muy tentador. ¡Gracias por darnos estas buenas ideas y seguir alimentando nuestro Amor para que no caigamos en la tontera perpetua!
Un abrazo.

***

Hasta aquí este intercambio epistolar que nos tiene bien contagiados de un furor de Amor, abiertos al asombro y a la esperanza de unas reales transmutaciones del alma. ¡Con Eros como guía!

Fuente: http://www.ateneodelagartha.com/1.textos/5.misteriosa-correspondencia.html

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