top of page

LA OCTAVA DEL TRABAJO-NICOLL 
 
Nos han enseñado que una octava ascendente se inicia con el “Do Pasivo”. La “Octava de Trabajo” no se inicia con el trabajo sino con la valoración. No se inicia, por ejemplo, con la creencia de “poder hacer” y todas las consecuencias que surgen de esa ilusión. Creer que se puede hacer —creer, por ejemplo, que se puede mudar fácilmente el propio Ser y llegar a ser diferente y comportarse diferentemente si se desea —es creer desde el “Do Activo”.
 
¿Qué significa tomar el “Do Pasivo” como punto de partida? Algunas personas suelen creer que pueden hacer cualquier cosa por la fuerza. Creen que pueden obligar a la gente a creer en Dios mediante medidas violentas y el temor a las consecuencias. Esto es empezar desde el “Do Activo”. Es empezar desde una actitud, equivocada. Comenzar desde el Do Pasivo es una cosa por entero diferente. Es del mayor interés estudiar en distintos momentos cual es el significado de empezar siempre desde el Do Activo y del continuo fracaso por no haber empezado correctamente. Como se dijo, la “Octava-Trabajo” no empieza con el hacer sino con el valorar.
Puesto que es una octava ascendente debe comenzar con el “Do Pasivo” —porque todas las octavas ascendentes se inician en el “Do Pasivo” —. En este caso, entonces, la valoración del Trabajo ha de constituir un “Do Pasivo”.
 
Ahora bien, toda nuestra actitud hacia una cosa que se valora es muy diferente de la que tenemos hacia las cosas que no valoramos. Es decir, en cada caso el estado psicológico es muy diferente. Hemos de comprender que un estado psicológico equivocado resulta tan real como abrir una puerta con una llave que no le corresponde. La “valoración del Trabajo” es el estado psicológico correcto con el cual se debe empezar. Por medio de la valoración una cosa llega a ser preciosa para nosotros. Mediante la valoración presta atención a una cosa y se la recuerda. Mediante la valoración se tiene la suficiente paciencia para descubrir más cosas acerca de lo que nos interesa. Mediante la valoración, si esta es grande, uno se considera menos importante en comparación con lo que se valora porque la valoración es más importante que uno mismo. El Trabajo es más importante que uno y por eso hay que encararlo por medio de la valoración.
 
Hay muchas parábolas sobre la valoración tal como la del mercader que busca "buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró", y la parábola del hombre que haya un tesoro escondido en un campo, "y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo"... Cabe comprender de estas parábolas lo que significa la valoración y asimismo el significado de empezar desde el “Do Pasivo”…  El Trabajo dice que el hombre debe creer en una mente superior.
Para mí era evidente en una etapa temprana que este Trabajo, este sistema que estudiamos todos los días, provenía de una mente muy por encima de la mente común, y de una que poseía un conocimiento mucho más allá del conocimiento humano. Así cuando nos dijeron que era inútil hacer este Trabajo a menos de creer en la existencia de una Mente Superior, no tuve más dificultades, pues había llegado ya a la conclusión que dicho sistema provenía de una Mente Superior —esto es, de la HUMANIDAD CONSCIENTE—. Ahora bien, si un hombre siente “saber más” que el Trabajo, no puede hacer el Trabajo, porque no puede dar el sonido de la nota Do que es indispensable. Comenzar desde la Nota “Re”, que es la “aplicación del Trabajo a sí mismo”, convertir
“Re” en “Do”, es una ilusión. Quiero decir, no lleva a ninguna parte. Este hombre empieza desde un “lugar equivocado” de sí mismo. Pone la “valoración de sí” antes que cualquier otra cosa. Cree que sabe y cree que puede hacer. No ve que nada sabe o que el conocimiento que posee se contradice, ni tampoco ve que siempre hace las mismas cosas una y otra vez. Esto es, no entiende que su "hacer" resulta simplemente de la mecanicidad. Imagina estar plenamente consciente, tener Voluntad, poder hacer, etc.
Habrán oído decir muchas veces que esas ilusiones deben ser destruidas… pero, ¿Cómo?... “Un hombre debe ver lentamente por sí mismo que son ilusiones y que ha pasado la vida entera en una taberna, embriagándose con sueños sobre su propia persona. Esto es llamado el comienzo del despertar del sueño, y dicho despertar va acompañado de un “acre sabor”, muy distinto de los sabores de la vida”.
 
Ahora bien, si una persona no valora, y todo se lo atribuye a sí misma, su trabajo no la llevara a parte alguna, porque, como dije, el hombre parte de un lugar equivocado en sí mismo. Parte de la “Falsa Personalidad”. Cabe recordar que lo que es hecho desde la Personalidad lo es por la fuerza de las circunstancias externas. Las circunstancias externas lo hacen actuar. No es libre.
Esto es, no puede hacer. Las circunstancias externas al actuar sobre su máquina provocan su reacción. Esto no es hacer en el sentido-Trabajo. La máquina es la que hace, no el hombre. De hecho, no hay Yo —esto es, no hay "Yo" Real. Lo que se llama "Yo" no es otra Cosa que una cambiante colección de "Yoes" en la Personalidad sobre los que actúan momentáneamente las circunstancias externas. Para empezar a hacer, es preciso detener las reacciones de ciertos "Yoes”. Todo lo que un hombre puede hacer es recordarse a sí mismo. 
Si existe escasa o ninguna “valoración del Trabajo”, es imposible empezar desde el “lugar correcto”—. ES UNA CUESTIÓN PRÁCTICA, COMO LA DE SEMBRAR EN EL LUGAR CORRECTO. Desde luego, la valoración se acrecienta a medida que “Re” y “Mi”, suenan con más fuerza. Pero si un hombre posee un “Centro Magnético” la Nota “Do” sonará más temprano y con más claridad. Las cosas se enfriaran, empero, a menos de regresar constante y mentalmente al Trabajo y relacionarlo todos los días con la “observación de sí” y todo cuanto recuerde y necesita. Porque lo que necesita llegará gradualmente a ser cada vez más distinto.
 
Retornemos ahora a la Nota “Re” —en “Re” hemos de aprender todo lo que enseña el Trabajo, aprender el lenguaje del Trabajo y aplicarlo a uno mismo. Esto exige mucho tiempo —de hecho, toda la vida—. Se empieza a aplicarlo con la “observación de sí” —y la “conciencia de sí” no se mantiene a no ser que la propia valoración sea lo bastante fuerte como para dar la necesaria fuerza emocional que permita todos los días esforzarse desde la propia comprensión. Todos necesitamos trabajar. Pero no hay que criticar la manera de trabajar del prójimo. Si se quiere criticar, hay que empezar con uno mismo. No es cuestión de aprender el lenguaje del Trabajo, sino de aprender el significado. No se trata de las palabras sino del significado. Y la única manera de aprender el significado es ver por sí mismo su verdad — porque todos estamos abiertos interiormente a la verdad, mientras que exteriormente todos estamos abiertos a las mentiras— esto es, a la vida.
Toquemos ahora la Nota “Mi”. Aquí se comprende, en escala cada vez más amplia, la “ciudad de uno mismo”, de la cual se creía ser el único habitante, y la Nota “Fa” llega a ser posible —pero no como se la concibió. Y es aquí donde se aprende a hablar y comprender el lenguaje del Trabajo. Aquí, por ejemplo, se sabe que no se puede hacer, y que los otros no pueden hacer, y así no se habla más como si uno o los otros pudieran hacer. Esto establece una gran diferencia. Y porque se sabe y se comprende mejor y ha perdido muchas presunciones, se conoce y se comprende a los otros y ya no se los juzga. Al llegar a esta etapa el Trabajo nos habla internamente, porque hemos aprendido los rudimentos del lenguaje que habla. Por eso la Nota “Fa” llega a ser posible.

© 2023 para Skyline

Creado conWix.com

bottom of page