"Todo en el mundo es material y ‒de acuerdo con la ley universal‒ todo está en movimiento y constantemente está siendo transformado. La dirección de esta transformación es de la materia más fina a la más grosera y viceversa.
Entre estos dos límites hay muchos grados de densidad de materia. Además, esta transformación de materia no se lleva a cabo de manera igual y consecutiva.
En algunos puntos en el desarrollo hay, por así decirlo, paradas o estaciones transmisoras. Estas estaciones son todo aquello que puede ser llamado organismo en el sentido amplio de la palabra: el sol, la tierra, el hombre y el microbio. Estas estaciones son conmutadores que transforman la materia, tanto en su movimiento ascendente, cuando se hace más fina, como en su movimiento descendente hacia una densidad mayor. Esta transformación se realiza de manera puramente mecánica.
La materia es la misma en todas partes, pero en cada nivel diferente la materia tiene una densidad distinta. Por lo tanto, cada sustancia tiene su propio lugar en la escuela general de la materia y es posible saber si está en camino de hacerse más fina o más densa.
Los conmutadores difieren solo en escala. El hombre es tanto una estación transmisora como, por ejemplo, la tierra o el sol; tiene dentro de él los mismos procesos mecánicos. En él procede la misma transformación de materia de formas superiores en inferiores, y de inferiores en superiores".
G. I. Gurdjieff, Perspectivas desde el Mundo Real (Essentuki, 1918), Ganesha, p. 190.